20110304

Luciella - Parte 1

El Sol brillaba en lo alto del cielo, ni una sola nube se interponía en su camino. La joven miró hacia el astro y saboreó el tacto de los rayos calentando su cara. Una suave brisa meció sus dorados cabellos y su piel se erizó. Su vestimenta era sencilla, una túnica blanca con motivos dorados se enganchada a su hombro derecho mientras el izquierdo permanecía al aire. La espalda estaba desnuda para dejar espacio a dos grandes alas llenas de plumas blancas y brillantes. Apenas tenía 18 años, que aunque para los seres terrenales puede ser mucho, allí, en el mundo de los celestes, es como un suspiro.
Luciella miraba el horizonte, como esperando algo, un mensaje, una señal, cualquier cosa le hubiera bastado. Después de permanecer bajo la tutela de otros celestes mas ancianos durante toda su vida, había decidido que ya era hora de asumir alguna responsabilidad, por pequeña e insignificante que esta pudiera parecer. Así pues, ahora que tomaría las riendas de su destino, necesitaba una ocupación con la que llenar su espíritu. Porque los celestes no necesitaban cubrir ningún tipo de necesidad terrenal, a excpción de su Paz Interior, fuente de la cual dependían para utilizar sus poderes divinos.
-¿Ya estás aquí?-Dijo alguien a su espalda. Cuando Luciella se volvió descubrió que se trataba de Zacharias, su querido hermano.
-Zacharias, eres tú-En el bell rostro de la chica se dibujó una espléndida sonrisa. Sin pensárselo dos veces se lanzó sobre su hermano y le abrazó-Hacía tanto que no nos veíamos...
-Lo sé, después de dejar el hogar de Zhonya pensé que no te volvería a ver... pero cuando me entere de que estabas en Luxanna... llevo tres jornadas buscándote...-Los ojos de ambos s humedecieron, estaban conmocinados por el reencuentro.
Los celestes surgen de la unión de otros dos (independientemente del sexo, es decir pueden ser tanto dos mujeres com dos hombres o uno de cada), pero solo ocurre cuando sus almas están en perfecta sinronización, entonces nace un nuevo celeste. Por lo general no existen lazos de sangre propiamente dichos, son los celestes ancianos quienes acojen a los más jóvenes durante el tiempo suficiente hasta que estos maduren, pueden pasar desde unos pocos años hasta varias decadas, eso ya depende de cada individuo. Es raro que se lleven a acabo las sincronizaciones del alma, por eso es dificil ver a dos celestes jóvenes juntos, y menos aún que se hayan criado con el mismo anciano. Sin embargo esto es lo que pasó con Luciella y Zacharias, ambos fueron acojidos por Zhonya, una venerable anciana. Casualmente ambos tienen una edad similar.
-¿Y qué te trae por Luxanna, Luciella?-Preguntó Zacharias con curiosidad.
Luciella se separó de él y le miró con profundidad.
-La verdad es que estoy buscando mi ocupación... una que sea perfecta para que mi Paz Interior esté satisfecha... y me pareció que Luxanna, la capital del mundo celeste, sería ideal.
El chico la escrutó seriamente.
-¿Y qué te había propuesto?
-Pues no tengo nada en mente. Cuando llegue el momento, lo sabré.
-Siempre has sido así-Zacharias se hechó a reir, y Luciella tardó poco en hacer lo mismo. De repente un artilugio que el celeste tenía en la muñeca izquierda emitió un brillo rojizo a la vez que un agudo sonido perforaba sus oídos-¿Ahora?
-¿Qué está pasando?-Quiso saber la chica.
-Esto es un Mosquito, una especie de pulsera que nos avisa cuando ha habido una "filtración"-Para Luciella aquellas palabras no significaban mucho, así que ante la cara de perplejidad de su hermana Zacharias continuó-Estoy trabajando con la unidad de limpieza del mundo terrenal, nos encargamos de que los Oscuros no penetren en el mundo humano, y si lo logran lo llamamos "filtración". Ahora mismo acaba de producirse una... no hay muchas... pero si se trata de un Oscuro poderoso los "basureros" tendrán que bajar al mundo terrenal a capturarlo.
-¿Y por qué es tan importante que no penetren en el mundo terrenal los Oscuros?
-Por el delicado equilibrio que existe entre los tres mundos... si los Oscuros obtienen poder podrían intentar subir aquí, aunque también lo hacemos por los seres terrenales, sin nosotros ¿quién los defendería? No puedo perder mas tiempo, ven conmigo si quieres, pero he de ir ya al "Vestibulo".
Luciella miró a su herman y entonces se dió cuenta de que esa era la señal que había estado esperando. Sin pensárselo dos veces cogió la mano de su hermano y juntos marcharon hacía el "Vestibulo"...

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