Y entonces Edward saltó de la cama. El sudor le empapaba la espalda y sentía un profundo escalofrío proveniente de su corazón.
-¿Qué ha pasado?-Dijo en un susurro. Una oscura sensación le atenazaba el pecho, no lo entendía, ¿qué ocurria? Se miró la mano donde el ser sobrenatural le había cortado, pero no había rastro de marca alguna-Sin duda ha sido un sueño muy vívido...
Realizó su rutinaria marcha de todas las mañanas, desayuno ducha vestirse... y en apenas una hora estaba de camino al instituto, pasando por la calle donde había soñado que sellaba un pacto con aquel diablo, que raro le resultaba todo. Nada parecía haber ocurrido, pero notaba algo disinto, como si una oscura fuerza luchara por abrirse paso desde su interior. Algo le oprimía las costillas desde dentro y le producia una sensación de ahogo y desasosiego.
-N-no entiendo, nada....-Entonces se encontró con un compañero de clase que le caia bien, al menos él no le tenía mania a Edward por sus rarezas-Hola, Carlos-Saludó confiado.
-Buenos días, ¿qué tal estas?-Contesto el otro con una sonrisa. Edward fue a estrecharle la mano cuando sintió una punzada de dolor. De repente Carlos cayó al suelo como una piedra entre gritos de agonía.
-¡¿Qué ocurre?!-Rápidamente se agachó a socorrer a su compañero cuando vió que le salía sangre de la frente. Era como si una cuchilla invisible estuviera escribiendo en la frente del herido, y claramente se podía leer "Como si me importara que tal estás, capullo...". Edward comprendió al instante que ocurria, Carlos había mentido y una oscura fuerza le castigaba obligandole a revelar sus scretos... era algo, malévolo...
Entonces fue cuando comprendió que aquel sueño... no fue un simple... sueño... Y en el rostro de Edward se dibujó una siniestra sonrisa mientras el otro joven se retorcia en un charco de sangre carmesí...
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